viernes, 14 de abril de 2017

Sobre Palestina y la Lucha de su Pueblo por la Libertad



Sobre Palestina y la Lucha de su Pueblo por la Libertad 



Cronología, Parte 1

Hoy en día, en la era del internet, millones de personas alrededor del mundo tienen acceso a información sobre la lucha cotidiana del pueblo palestino contra la ocupación israelí y todas sus brutalidades. Desde que han comenzado a dar la vuelta al mundo fotos y videos que muestran cómo civiles desarmados son asesinados a sangre fría, secuestrados, humillados o directamente masacrados desde el aire por fuerzas israelíes, se ha generado en la opinión pública mundial una clara idea de las injusticias y atrocidades que Israel perpetra contra los palestinos. Sin embargo, la historia de esta lucha, su origen y evolución, es poco conocida. Echémosle un vistazo.



Palestina antigua   
                          Esta es Palestina. La que Napoleón proclamó como herencia de los judíos. La que Allenby ocupó y Balfour prometió, para entregarla a los sionistas.

Palestina está habitada desde hace 600.000 años; sus habitantes la cultivan desde hace 8.000.

Entre muchas otras invasiones y dominios, soportó las ocho “cruzadas” europeas y 400 años de dominio turco, manteniendo su identidad y su productiva actividad económica, social y cultural.

Durante los últimos 39 años del dominio otomano (1878-1917), europeos sionistas comenzaron a emigrar a Palestina e instalar colonias, financiados por dos millonarios europeos judíos: Rothschild, desde 1882, y después también Hirsch, a través de la Asociación para la Colonización Judía, que este último fundó en 1891 (que financió también la emigración e instalación de colonias judías en diversas provincias argentinas, para la misma época). Estos “colonos” fundan Tel Aviv, los primeros Kibutz (granjas colectivas, con mano de obra exclusivamente judía) y la organización armada Hashomer.

Durante su Primer Congreso, en 1897, los sionistas establecieron un programa para la creación de un hogar judío en Palestina y crearon la Organización Sionista Mundial (OSM). En su V Congreso crearon el Fondo Nacional Judío, para adquirir terrenos para la OSM, destinados sólo a judíos y para emplear mano de obra judía exclusivamente.

Los palestinos se rebelaron muchas veces contra tal intrusión ya desde los comienzos, con masivas manifestaciones. 

En 1916, los cancilleres Sykes y Picot, de Gran Bretaña y Francia respectivamente, en reunión secreta, desplegaron un mapa sobre la mesa y decidieron cómo repartir entre ellos el territorio de Medio Oriente que pensaban arrebatar al imperio otomano.

El último día de octubre de 1917, el general británico Allenby ocupó Palestina poniendo fin a 400 años de dominio otomano y dando comienzo a un nuevo dominio, mucho más cruel.

Dos días después, el 2 de noviembre de 1917, hace 99 años, se dio a conocer la infame Declaración de Balfour, canciller británico que promete al movimiento sionista, en nombre de la Corona británica, la creación de un “hogar nacional judío” en Palestina, inaugurando la política de limpieza étnica que privó al pueblo palestino de su derecho natural a establecer su estado independiente sobre el suelo de su tierra natal.

En 1920, la Corona nombró Alto Comisionado para Palestina al sionista británico Herbert Samuel, quien creó las bases para el futuro Estado judío por medio de una serie de medidas que despojaron de derechos a la población nativa palestina y dieron privilegios a los inmigrantes extranjeros judíos.

Durante la gestión de Samuel (1920-1925) los sionistas fundaron la Histadrut (federación general de trabajadores judíos) y la Hagana (una fuerza militar a la que se integró el grupo armado Hashomer) y 35.000 judíos emigraron a Palestina desde Rusia, Polonia y Ucrania. En 1922, los judíos extranjeros, eran el 9% de la población total del país.

Samuel introdujo el idioma hebreo como uno de los tres idiomas oficiales. Formó núcleos ministeriales: las empresas sionistas Rutenberg para la electricidad y Mekorot para el agua, la organización Histadrut para el trabajo. Autorizó sistemas educativo y bancario exclusivos para judíos. Y promulgó más de 100 ordenanzas para facilitar a los inmigrantes judíos la adquisición de tierra palestina.

Los palestinos comenzaron a organizar congresos y milicias. Y expresaron su rechazo absoluto a la Declaración Balfour y a la inmigración masiva sionista a través de sus delegaciones a Londres y en manifestaciones en las calles de las principales ciudades palestinas. En el Memorando de la 1ª. Delegación Palestina a Londres, en 1921, afirmaron: “... El pueblo de Palestina no estará satisfecho con la promesa de que en el futuro le será dado algún tipo de control sobre su propio destino... El pueblo palestino nunca admitirá derechos de ninguna organización foránea a desposeerlo de su país...”.

En 1922, la Sociedad de las Naciones otorgó a Gran Bretaña ‘Mandato’ sobre Palestina para que ayude a organizar su independencia. Hizo todo lo contrario.

Hacia 1928, los extranjeros judíos habían adquirido el 4,2% de la superficie del país y constituían más del 16% del total de la población.


En 1932 los palestinos fundan Al-Istiqlal (Independencia) primer partido político palestino legítimamente constituido. Y los años siguientes fundan el Partido de la Defensa, el Partido Árabe de Palestina y el Partido de la Reforma.

En 1935, el Sheikh Ezz Ed-Din Al-Qassam, líder del primer grupo guerrillero palestino en la lucha contra la política británica en Palestina, muere en combate contra las fuerzas de seguridad británicas, convirtiéndose en símbolo de la resistencia e inspirando la rebelión que comenzó poco después.
Entre 1936 y 1939, estalló la rebelión contra el gobierno del Mandato que se conoce como la Gran Revuelta Palestina, motivada por la masiva inmigración judía desde Europa. Esta población extranjera, que gracias al gobierno del Mandato gozaba de privilegios en detrimento de los derechos de los palestinos nativos, había aumentado 8 veces desde 1917, llegando hacia 1939 a constituir el 30% del total.

 
(1936. Juramento de fidelidad a la Revolución Palestina)

La represión británica contra la Gran Revuelta fue brutal: disolvieron todos los partidos políticos, deportaron o asesinaron a sus líderes y encarcelaron a miles de palestinos, demolieron viviendas y bombardearon pueblos, devastando toda la estructura de la sociedad palestina y dejándola como presa fácil de la ocupación sionista que empezaría en 1948. Mientras tanto los sionistas continuaron inmigrando masivamente a Palestina, instalando colonias, engrosando su ejército de 20.000 soldados, que pronto crecería 5 veces, y cometiendo cientos de atentados contra palestinos y británicos.

Entre 1939 y 1946, las fuerzas militares sionistas, Hagana, Irgún y Lehi, llevaron adelante una campaña de terror contra los palestinos y especialmente contra los británicos, realizando cientos de atentados, secuestros y masacres. Incluso los tres grupos se unieron para perpetrar operaciones conjuntas de robo de armas británicas, ataques con bombas y asesinatos, instalando en Palestina un escenario de terror. Mientras tanto, la población extranjera judía llegó a 600.000 personas, manteniéndose en el 30% del total, y el porcentaje de tierra adquirida por estos extranjeros llegó al 5,3% del territorio palestino. 

En 1937 la Real Comisión Peel, enviada por el Mandato, había presentado la primera propuesta de partición de Palestina. La segunda fue presentada en 1946 por la Comisión anglo-norteamericana Morrison-Grady. Ambas fueron rechazadas.

En 1947 el ministro británico de Asuntos Exteriores, Ernest Bevin, anuncia que el problema palestino se someterá a las Naciones Unidas. La ONU, termina su período extraordinario de sesiones con la creación de una Comisión Especial para Palestina (UNSCOP). Es la undécima comisión investigadora creada desde 1919. Todas por igual, habían desoído los derechos palestinos y considerado únicamente las exigencias sionistas.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU, emitió la Resolución 181, recomendando la partición de Palestina. A los inmigrantes judíos que habían adquirido sólo el 5% de Palestina les fue asignado el 54% del país.

Los británicos, con la pseudo cobertura legal de la ONU, entregaron la propiedad del pueblo palestino a los sionistas, una completa infraestructura para construir un estado instantáneo: 1.700 edificios públicos, 497 oficinas de policía y correos, hospitales y escuelas, 3.000 km de rutas de primera categoría, 1.000 km de líneas ferroviarias, 41 estaciones ferroviarias, 2 puertos, 31 aeródromos y 37 campos militares.

El 13 de diciembre de 1947, quince días después de que 33 países votaran en la ONU a favor de la Partición de Palestina, los sionistas comenzaron su sangrienta conquista de Palestina atacando tres aldeas, mientras los británicos miraban.


Las masacres sionistas contra aldeas palestinas se sucedieron sin descanso desde diciembre de 1947. Pero desde marzo 1948, cuando iniciaron su “Plan Dalet” para despoblar Palestina de sus habitantes originarios, decenas de miles de soldados sionistas avanzaron a arrancarlos de sus casas y saquear sus bienes privados y públicos.





(1948.Expulsión)

Hasta el 15 de mayo 1948, estando Palestina aún bajo el Mandato británico, los sionistas despoblaron 250 pueblos y aldeas palestinas, expulsaron a más de 400.000 palestinos y cometieron 41 masacres.

El 15 de mayo de 1948, apenas las fuerzas británicas se retiraron de Palestina, declararon la “independencia” de Israel sobre el 13% de Palestina.

Unos 2.500 civiles palestinos, en su mayoría agricultores sin entrenamiento ni armamento militar, enfrentaron a un ejército de 65.000 soldados sionistas extranjeros bien entrenados y pertrechados. Las fuerzas regulares árabes fueron al rescate de lo que quedaba de Palestina, pero fracasaron.

(1948. Tropas de la Haganah)

Israel rompió dos treguas, ocupó norte y sur de Palestina y estableció un puente hacia Jerusalén, contrariamente al plan de partición.

Después de firmar el Acuerdo de Armisticio con Egipto, en febrero de 1949, el ejército sionista avanzó sobre el desierto del sur del país, ocupó el 78% de Palestina y la llamó “Israel”. Además de cometer más de 70 masacres y saquear completamente viviendas, comercios, industrias, edificios públicos y el patrimonio histórico.

Despoblaron 675 pueblos y ciudades. Convirtieron en refugiados al 85% de los palestinos que vivían en la parte de Palestina que transformaron en Israel. Empujaron a 900.000 palestinos al exilio, a 602 localidades en Cisjordania, Jerusalén Este, Gaza, Jordania, Siria y Líbano.

En diciembre de 1948, la Asamblea General de la ONU, aprobó la Resolución 194, que reconoce el derecho de los palestinos a retornar a sus casas y propiedades de las que fueron expulsados por la fuerza. Los palestinos que continúan en situación de refugiados son hoy más de 7 millones. La Resolución 194 no se ha aplicado hasta ahora. 

A este largo operativo de limpieza étnica lo llamamos “Al-Nakba” (La Catástrofe) que, como se ve, empezó mucho antes de 1948 y continúa hasta el día de hoy.

Después de 1948, el gobierno del nuevo Estado de Israel continuó expulsando palestinos, expropiando sus tierras y propiedades, robando sus pertenencias e impidiéndoles el retorno, considerándolos “infiltrados”. Y acosando a los palestinos que se refugiaron en Gaza, bombardeándolos decenas de veces desde 1948. Además, de encerrar a 9.000 palestinos, incluidos niños y ancianos, en 22 campos de concentración y trabajos forzados, entre 1948 y 1955, y luego deportarlos a los países árabes vecinos.

En 1950, la ONU creó la Agencia de Socorro para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que registró 960.000 refugiados, repartidos en campamentos en Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los países árabes vecinos, donde todavía viven hacinados y despojados de muchos de sus derechos humanos básicos.

Ese mismo año, Israel promulgó la “Ley del Retorno”, para todos los judíos del mundo, adjudicándoles la ciudadanía israelí automática. También promulgó la “Ley de Propiedad de los Ausentes”, para que el Estado se apropie de los inmuebles cuyos dueños están ausentes, es decir, los palestinos que expulsaron por la fuerza (esta ley, desde 2009, está siendo aplicada también en Cisjordania). Y creó la “Autoridad para el Desarrollo”, para utilizar, vender o alquilar esos inmuebles (robados a los palestinos) a judíos exclusivamente.

Durante esta década, entran a "Israel" unos 450.000 judíos sefaradíes (árabes), provenientes de Iraq, Yemen, Siria y el norte de África, bajo la falsa premisa sionista del "retorno" y el mentiroso argumento de las persecuciones en países árabes. Sólo lograron convertirse en el sector pobre y despreciado por la mayoría asquenazi (europea) y ser testigos y víctimas del carácter racista del estado judío.

A partir de esta década, los palestinos en el exilio, comienzan a reorganizarse política y militarmente, con el objetivo de recuperar su patria y sus derechos.

En mayo de 1964, representantes palestinos y cancilleres de estados árabes, por decisión de la Liga Árabe y por iniciativa del presidente egipcio Abdel Nasser, se reunieron en Jerusalén y crearon la Organización de Liberación Palestina (OLP), eligiendo a Ahmad Shuqeiri como primer presidente. También sentaron las bases del Consejo Nacional Palestino (cuerpo legislativo de la OLP), el Comité Ejecutivo (equivalente a un gabinete ministerial), el Ejército de Liberación de Palestina, el Fondo Nacional, el Convenio Nacional Palestino y la Ley Básica.

En 1965 comenzó la Revolución Palestina Contemporánea.


En 1967, Israel invadió y ocupó el 22% que quedaba de Palestina (Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este), expulsando a 350 mil palestinos, a muchos de ellos por segunda vez. Ocupó también los Altos del Golán de Siria, que continúa ocupado hasta hoy, y el Sinaí de Egipto. Los palestinos que permanecieron en Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania, muchos de ellos refugiados desde 1948, quedaron sometidos al poder militar israelí, hasta la actualidad. La OLP perdió su base operativa, trasladándose a Jordania.
             
 (1967. Gaza)
 (1967- Cisjordania)

A partir de la ocupación de 1967, los palestinos en Gaza y Cisjordania empezaron a padecer, además, secuestros y arrestos sistemáticos por parte de fuerzas israelíes. El drama de los prisioneros políticos palestinos, sometidos a maltratos, humillaciones y torturas, atraviesa hasta hoy todas las capas y grupos de la sociedad palestina: adultos, niños y ancianos; mujeres y hombres; sanos, enfermos y discapacitados; agricultores, comerciantes, docentes, estudiantes... No hay en la sociedad palestina una sola familia que no tenga o haya tenido al menos uno de sus miembros en prisión. Desde entonces, la resistencia ejemplar de los prisioneros palestinos, se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la lucha por los derechos nacionales y en motivo de orgullo nacional.

La derrota de los ejércitos árabes en 1967, impulsó aún más a los palestinos a tomar el asunto en sus manos e independizar su lucha por sus derechos. La OLP emprendió la tarea de concentrar a las organizaciones combatientes palestinas.

A fines de 1967 la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, declara inaceptables las conquistas territoriales por medio de la guerra y exige a Israel la retirada de los territorios ocupados en su última agresión. Esta resolución y todas las demás en su contra, siguen sin ser acatadas por Israel.

Siguiendo su plan de perseguir a los refugiados palestinos y eliminar cualquier atisbo de resistencia, Israel atacó el campamento de refugiados de Al-Karameh, en Jordania, en marzo de 1968, encontrándose con una resistencia feroz, que lo hizo retroceder, sufriendo gran cantidad de bajas y destrucción de su equipamiento militar.


(1968. Combatientes palestinas en Al-Karameh)

Este hecho además de levantar la moral de los refugiados y los grupos de la resistencia, marcó un cambio sustancial en la OLP. En 1969, se incorporaron a la OLP todas las organizaciones combativas palestinas, bajo la presidencia de Yasser Arafat, quedando la OLP dominada por las organizaciones de la resistencia, concentrando sus fuerzas. Esta nueva OLP, crea una cantidad de organizaciones para brindar servicios educativos, de salud y otros, conformando una estructura casi gubernamental que se ocupa también de la seguridad interna, las operaciones militares, las relaciones exteriores, etc.

En 1970, después de reprimir brutalmente a los refugiados palestinos, el gobierno jordano expulsó a la OLP, que trasladó su cuartel general a Líbano.

Un censo de la UNRWA revela en 1973, que los refugiados palestinos registrados llegan casi a 2 millones.

En 1974, la Liga Árabe reconoció a la OLP como única representante del pueblo palestino. Después de los cual también la reconoció la Asamblea General de la ONU, otorgándole el estatus de Delegado Observador, tras la adopción por parte de la OLP del programa palestino escalonado para el establecimiento de un estado palestino independiente, planteado por el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP). En ese período, los palestinos por primera vez adquirieron un programa político de lucha en sustitución de las consignas generales.

El programa se refería al derecho de los palestinos a la autodeterminación, la creación de un Estado independiente dentro de los territorios ocupados en junio del 1967 y la solución del problema de los refugiados.


(1970. Arafat, Hawatmeh y otros líderes de la OLP, en Jordania)

En 1976, Israel anunció la confiscación de miles de dunum de tierras palestinas en el norte del país (zona ocupada desde 1948), lo que produjo multitudinarias protestas palestinas, que fueron brutalmente reprimidas por Israel, pero dieron lugar a la unificación de la lucha dentro de los territorios del '48, mantenida hasta hoy. Aquel primer levantamiento en los territorios del '48 en defensa de la tierra, se conmemora anualmente como “Día de la Tierra” y es uno de los grandes hitos en la historia de la revolución palestina contemporánea, junto con la batalla de Al-Karameh y las Intifadas que estallarían posteriormente.




(1976. Día de la Tierra)

Todo lo que vendrá después, cuyos detalles dejaré para otra oportunidad, conserva la misma estructura: Israel ataca a los palestinos donde sea que se encuentren, incluso fuera de Palestina, continuando su plan de limpieza étnica y colonización. Y los palestinos insisten en resistir, en donde sea que se encuentren y con todos los medios a su alcance, afrontando incluso desavenencias internas.

Desde la implantación de la primera colonia sionista sobre suelo palestino hasta nuestros días, los sionistas no mostraron ningún cambio en su conducta, salvo el incremento en su brutalidad. Sistemáticamente crean primero nuevas realidades sobre el terreno y luego inventan algún argumento, siempre falso y ridículo, (o su parlamento aprueba ‘leyes’, siempre contrarias al derecho internacional) para intentar justificar sus acciones criminales y ganar la simpatía de la opinión pública mundial, presentándose invariablemente como víctimas.

Tampoco se han observado cambios en la conducta de los organismos internacionales que, también sistemáticamente, no sólo no evitan los crímenes que perpetra Israel sino que tampoco los castigan, aun contando con todas las herramientas jurídicas para hacerlo. Eso sí, emiten extensas declaraciones abundantes en palabras grandilocuentes para cuidar su imagen ante la opinión pública.

Últimamente, en ambos casos, la opinión pública internacional no los está acompañando, consciente por fin de todas sus hipocresías.

Lo que sí ha mostrado evolución en todo este largo tiempo es la incansable resistencia del pueblo palestino, que ha recurrido a cualquier cosa a su alcance, en todos los ámbitos, para oponerse a quienes los privan a diario de sus bienes y sus derechos. Desde la fabricación de armas caseras para sostener la lucha armada al lanzamiento de piedras, la huelga de hambre y los actos de martirio, cuando no hay otra posibilidad, pasando por las masivas manifestaciones, las acciones diplomáticas, las declaraciones políticas, la investigación histórica y el desarrollo de todas las artes, ciencias y habilidades al servicio de la resistencia.

No crean que el creciente embrutecimiento de la potencia ocupante y su avance destructivo sobre el terreno son muestras de un verdadero poder. La brutalidad es su única condición y posibilidad. No tienen ningún poder sobre la voluntad del pueblo palestino. Su extremado salvajismo es directamente proporcional a su cobardía y su desesperación, ante un pueblo entero que no le teme y que está dispuesto a morir luchando en defensa de sus derechos, porque sabe que esta lucha es más larga que una vida y vale más que una vida.

Bea Esseddin




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